MI EXPERIENCIA CON LAS REDES SOCIALES
Las redes sociales han estado muy presentes en mi vida en los últimos 10 años. Comencé cuando aún era una niña usando la red social por excelencia en aquellos tiempos: Tuenti. Tuenti era una red social que nos permitía comunicarnos con nuestros amigos y conocer a personas nuevas: colgábamos fotos, comentábamos el tablón de nuestros amigos y enviábamos mensajes privados; esta plataforma formó gran parte de mi vida en mi paso a la adolescencia.
Ahora, con algunos años más, he utilizado muchas redes sociales, y a día de hoy siguen siendo una gran parte de mi día a día. Duermo con el teléfono al lado de la cama, y es muy cotidiano levantarme y tener algunos whatsapps, alguna notificación de facebook o de intstagram, ya que son las redes sociales que utilizo diariamente.
Como aspectos positivos durante estos años que llevo utilizándolas es que gracias a ellas he conocido a mucha gente que hoy en día significan mucho en mi vida, he podido comunicarme con amigos o familiares lejanos y han expandido mucho mi vida social. Las redes sociales nos permiten contactar con quien nosotros deseemos, y a la vez estar siempre disponibles por si alguien necesita contactar contigo. Es una forma de comunicación las 24 horas del día que permite que conozcas a la perfección cómo es la persona que hay al otro lado de la pantalla, siempre y cuando esté acompañado de comunicación en un mismo espacio, no sólo online.
También he vivido muchas cosas negativas con estas plataformas, no solo en mi piel sino en la de conocidos. He vivido suplantaciones de identidad muy graves, acoso, y engaños con perfiles falsos. Además, también me gustaría destacar que las redes sociales nos tienen demasiado enganchados y a veces nos resulta imposible desconectar y disfrutar de lo que se está viviendo sin necesidad de colgar una foto o comentarlo con nuestros ciberamigos.
Las redes sociales son plataformas que todos, de una forma u otra, tenemos integradas en nuestras vidas, pero hay que tener mucho cuidado con ellas ya que pueden ser un arma de doble filo y nos pueden jugar malas pasadas. Lo más importante es saber con quién estás chateando, mantener la privacidad, y saber en qué momento hay que desconectar y disfrutar de lo que tienes entre manos.
